ESTOY EN AMÉRICA


Por Aranzazu Álvarez


Proveniente de la Ciudad de Vigo, España, me dirijo a un país de América, la chica que todos los que vivímos del otro lado del charco deseamos conocer, pero solo unos cuantos tenemos la oportunidad de echar un párrafo de ella.



Soy Elena Velázquez, estudiante de Psicología en la Universidad de Vigo, próximamente a seis  horas por aterrizar en Santiago de Chile. Me han contado que es muy interesante la cultura latina, pero más atractivo es verla con mis ojos.

Desde que hice escala en Brasilia me impactó la fiesta parlanchina y el carisma que se montan los latinos, las mujeres bellísimas con prendas muy guapas, con aquellos estampados de colores caribeños que son casi imposibles pasar por inadvertidos. A 45 minutos de haber aterrizado en Brasilia y en lo que documentaba llegó a mí la tan deseada caipirinha: bebida nacional que solamente la disfrutas con esencia brasileña en su país natal, acompañado de una Feijoada que es considerado el platillo más representativo de Brasil. Su nombre proviene de su ingrediente principal que son los frijoles negros, preparados con carnes saladas o ahumadas. Cuando me vi degustándolos no extrañé nada de mi tortilla española ni del gazpacho veraniego.
Era enorme ver la amabilidad que pretendían estas tías Brasileiras, muy guai con aquellos peinados rimbombantes, esos cuerpos casi atléticos a pesar de permanecer paradas sino es que unas 20 horas diarias sirviendo en los tantísimos vuelos hacia El Perú y Chile. Por mi ventanilla solamente se miraban las nubes que tapaban el mar que por debajo se asomaba, creo que eran las costas del Perú, pero nunca pregunté para inhibirme la duda.
Voy con la esperanza de encontrarme con un país noble que en verdad supere lo que asimilé en fotografías, quiero verme entre tejidos de colores, viajar al norte; a San Pedro de Atacama, ciudad oasis en medio del desierto, andar en bicicleta por la costa soleada de Viña, visitar los parajes que muchos culpables o inocentes de una dictadura vieron antes de morir, el misticismo de diversas culturas como la italiana e inglesa que llegaron a Valparaíso para quedarse, y en el sur; Pucón, Chiloé, hasta llegar a la punta del continente por la Argentina.
No sé cuantos días con exactitud me encuentre conviviendo con tantísima gente de diferentes rasgos, con tantísima gente de diferentes culturas, con historias diferentes y anécdotas por compartir, pero lo que sí sé es  que en los 150 días visados me la pasaré a lo guai, porque América me ha dicho que todo en ella es fiesta y que el estudio de su cultura vale más en persona que miles de textos describiéndola.
Estoy en América!
Por Aranzazu Álvarez

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